domingo, marzo 1

Pan y circo

En esta ocasión, estimados críticos, he de narrarles algunos puntos sobre la extraña experiencia que viví al dar casi por casualidad en lo que podría llamarse "participación artística de la Fiesta Nacional del Sol 2009".
Me encontraba yo muy feliz trabajando en el beneplácito Taller de Teatro Universitario, cuando, de improvisto, incurrió en la sala una mujer misteriosa...
Una vez terminado en ensayo, esta se dio a conocer como Directora Teatral de la Fiesta Nacional del Sol... claro que yo no sabía lo que significaba ese título, ni sospeché las consecuencias a las que me llevaría a corto plazo.
Dijo que necesitaría actores dispuestos a participar de la "Privilegiada" F.N.S. Entre los presentes, de acuerdo a sus intereses escénicos, selecionó de entre los presentes a un grupo de unos 7 masculinos entre los que me contaba.
...Algo dentro mío me sugirió inmediatamente que no accediera... debí hacerle caso...

Primera parte: Filmación

Tras una previa de numerosas visitas a la modista encargada, llegó el día de viajar a las periferias de la urbe sanjuanina para realizar el montaje de unos cuadros. Palabras clave: impuntualidad; larga espera; breves tomas insulsas; vestuario ridículo (que dio origen a gran parte de los apodos con los que sería conocido entre mis colegas durante el resto del proyecto); reiteración infinitesimal de tomas; nula marcación de desarrollo actoral (sólo se marcaron acción y espacio); elipsis del proceso de ensayo; guión despojado de cualquier mérito artístico u originalidad; agobiante, larga jornada; calor; calor...
Nótese además que la asistencia a esta jornada, programada durante la mañana de un día de semana, significó mi ausencia a un recuperatorio de Química, que acarrearía sobre mi un doble esfuerzo para ser aprobado en Noviembre.


Segunda parte: Vestuario

No pocas veces fui advertido de un día para otro sobre pruebas de vestuario durante el mes de Enero, lo que significó viajes de ida y vuelta a la provincia vecina. Di a asistir en varias ocasiones esperando la llegada de una modista virtual cuya existencia supo caber cada día más en el cuadro de mi duda, esperando pacientemente desde las 20:30 hasta las 23. Sólo un buen tiempo después lograría que me tomasen las medidas.

Tercera Parte: Ensayos

Durante las primeras dos semanas de Febrero, fuimos citados con frecuencia a concurrir a los ensayos. Durante los mismos, estipulando un balance, debemos haber invertido un 10% del tiempo en discutir sobre pagos, descuento de los pagos, cobertura del seguro, contratos, aforos, movimientos bancarios, y temas afines. Un 5% del tiempo estuvo dedicado a medirse el vestuario (nada más complicado que un par de camisas). El 85% restante... fue una falta de respeto. Es asombroso cómo les dio la cara para tenernos parados durante horas sin soltar una mísera explicación sobre lo que habríamos de desarrollar, mientras veíamos en contraposición al cuadro de bailarines, quienes no cesaban de ensayar ni de recibir indicaciones del director.
Los últimos ensayos antes del 18 fueron para nosotros todo un logro: después de esas 3 horas de pie (los temas de conversación, según se imaginan, estaban agotados), nos tocaba una pasada de 4 minutos para ensayar el cuadro "del parque". Este cuadro es en realidad una escena de bailarines + actores. El papel de los actores era el de rellenar por detrás de escena las coreografías de los primeros, por lo que, como es de suponer, las marcaciones brillaron por su ausencia. Esto nos llevó finalmente a acordar entre los propios actores una línea de acción aplicable a esos personajes hipergrotescos.
A partir del 18 nos reunimos todos los días de 19 a 01 horas para ensayar en el escenario formal, levantado en medio de una prominente quebrada de pliegues recumbentes, elevados después a partir de fallas colosales que dieron origen a la estructura de los monoclinales adyacentes.
Allí aprendimos a esperar esa pasada de 5 minutos con ansias, porque bien supimos esto sería todo lo que hubiera a nuestro alcance hasta dos días antes de la presentación. Fue entonces cuando instalaron la "Pantalla Gigante" con la que debíamos interactuar en el cuadro llamado "de Amable Jones". Entonces, y sólo entonces pudimos ensayar en dos pasadas (días jueves y viernes, de ensayo general) lo que sería nuestro cuadro más importante (este no superaba los 4 minutos).
Así, mientras los bailarines ensayaban, recibían marcaciones constantemente. Nosotros, esperábamos... los últimos dos días fueron para ellos un repaso; para nosotros, la introducción.
Gente mayor, gente trabajadora, tenidos en vela durante aquellos ensayos. Aquí radica la primer falta de respeto: hacia los actores.
La segunda fue hacia los bailarines profesionales, que debieron interactuar con gente que no hizo más que molestar y arreglarse el pelo, como si se tratara de un juego... un juego por el que cobrarían lindo y bonito.
La tercera, hacia los músicos: fueron contratados unos ciento cincuenta músicos de categoría, entre percusionistas, guitarristas, y otros. Estos no hicieron más que subir al escenario a lucir los instrumentos, en un absurdo que consistía en simular sobre una pista grabada.

La cuarta, hacia el pueblo mismo de San Juan.
Inversiones extraordinarias, de procedencia bien conocida, puestas en traer medios de prensa desde Buenos Aires y fuera del País. Mucha, muchísima plata en armar el escenario, luces, y fuegos artificiales. Todo para una puesta mediocre que continúa la línea hipertradicionalista de siempre. Estética, tal vez, pero vacía, seguramente. ¿Será que lo original se confunde a veces con lo extraño, y esto pueda generar un temor desmedido al proceso de cambio, asociado con la pérdida de identidad?
Después de todo, no hay que olvidar que esta fiesta no es más que otra campaña publicitaria urgida para hacer creer a la gente que San Juan crece... a la par de la minería.
¡Al pueblo, pan y circo, señores!

2 comentarios:

Facundo Ariel dijo...

Genial está entrada, muy buena.

Ya tenía mi opinión acerca de la fiesta nacional del sol, y esta entrada escrita por alguien que lo vivió desde adentro no hace más que empeorar lo que pienso acerca de ella.

Realmente es aberrante esta falta de respeto a los artistas, un insulto a sus talentos.

Espero que burlas y farsas como estas se acaben de una vez.

Saludos respetuosos señor Amilcar

Gente que quiere hacer algo dijo...

Opino igual que Arielus